viernes, 30 de marzo de 2007

En cuestión de minutos...


Bien bien bien.....

Por fin llegó el momento, creía que no llegaría nunca pero claro que sí, todo llega.

Me voy de vacaciones, en concreto a Palma de Mallorca. No veo la hora. Creo que voy a llegar allí desbocada, como los toros cuando salen del toril.

Así que claro, estaré unos cuantos días desconectada del mundo virtual y aunque nunca pensé que diría esto, creo que lo echaré de menos.

Mientras tanto, voy a marcarme un bailesito.... (aunque creo que la elefanta no se mueve)


¡¡¡FELIZ SEMANA!!!

lunes, 26 de marzo de 2007

UN NUEVO DIA



Hoy hace cuatro años que murió mi padre. No es ni más ni menos doloroso hoy porque se cumplan aniversarios, es exactamente igual que otros días. Sólo que la sensación se va transformando con el tiempo. Al principio era dolor, angustia, miedo, incredulidad, sensación de no poder respirar, la ansiedad debe ser algo parecido a eso.

Pasé por las etapas de la muerte ajena, el tanatorio, los pésames, el entierro…pasé como por una película, como si yo fuera la espectadora y una vez acabado el teatro, fuese a volver a casa y todo siguiese igual. Pero la vuelta a casa es lo que te hace chocarte de bruces con la realidad de que nada es igual, de que ves fantasmas por todas partes.


Extrañamente también tenía la sensación de que todo seguía igual.

Me acuerdo que volvía a casa después de los cuatro días de inconsciencia que siguen a la muerte. No sé con quién iba en el coche, alguien que no era yo conducía. Yo miraba por la ventanilla y lo recuerdo todo en blanco y negro. Miraba las calles por las que había pasado cientos de veces, miraba también a la gente y pensaba “Todo sigue igual, las casas, las personas, la vida….no ha cambiado nada. Sólo yo me he muerto un poco por dentro pero nadie se ha enterado. Sólo yo he cambiado”


El sentimiento se fue modificando poco a poco, por suerte el tiempo hizo su función y transformó el dolor en recuerdo, el miedo en tranquilidad y la incredulidad en resignación.

Y la muerte me hizo un poco más, quiero decir, me hizo un poco más yo.
Y del abismo del que pensé que nunca saldría, salí.








viernes, 23 de marzo de 2007

Las historias inacabadas


Se conocían hace mucho pero nunca habían tenido mucho trato. El era amigo de un compañero de clase de ella y coincidían todos los fines de semana pero nunca se hablaban más de lo estrictamente necesario, un saludo y ya. Pensaban que no tenían nada que decirse, o que su conversación no iba a ser suficientemente interesante para el otro. Por eso nunca se hablaban.

Pasaban años y años y ninguno de los dos decía nada. Algo quedaba en su interior pero ninguno se atrevía a dar el primer paso y a decirle al otro “me gustas” o más fácil aún “qué tal, me ha contado David (el amigo común) que la profesora X os ha puesto un examen sorpresa”....qué más da, cualquier cosa hubiese bastado para comenzar una mínima conversación....

Pero ninguno de los dos nunca dijo nada. Pasó el tiempo, cada uno tomó caminos distintos y dejaron de verse. La historia de amor quedó olvidada, nunca existió, nunca permitieron que se materializase. Ahora los dos se preguntan ¿Por qué no lo hicimos? ¿Por qué no te dije nada? ¿Por qué no tenemos una segunda oportunidad para hacer bien la misma cosa?


La vida debería ser un ensayo, para permitirnos ejecutar nuestra obra en condiciones.

lunes, 19 de marzo de 2007

Maldito estatus

Nos lo empezó a contar cuando fuimos a comer. Tenía una casa grande en el campo, cerca de Toledo. Un cigarral, que se llama. Allí tenía seis o siete perros para cuidar la casa en el tiempo que ella no estaba. Algunos de los perros habían sido comprados por el padre, otros eran “chuchos” como ella los llamaba, los habían recogido en el campo.

Para ella, “perro” no era lo mismo que “chucho”. Pertenecen a diferente estatus, qué palabra tan horrible. Estatus.

A uno de los “chuchos” había que sacrificarlo al día siguiente. Llevaba toda la vida con ellos, igual que los perros con pedigrí, pero se trataba del “chucho”. Y había que sacrificarlo sin remedio.

Llegó el día siguiente. En plena comida, en el momento más inesperado, ella lo dijo.

“Jo…En este momento, al pobre Pipo le deben estar sacrificando. Qué pena”

Temblé. No creo que ella percibiera la expresión de horror de mi cara por la frase enunciada, desprovista de cualquier sentimiento hacia un animal que la había acompañado durante prácticamente toda su vida.
Temblé por sus padres, por sus hermanos, por su hija.
Lo dijo con la misma emoción con la que cualquiera, por ejemplo, habría dicho:
“Hoy me he comprado una camiseta y me queda pequeña. Qué pena. Tendré que ir a cambiarla”

Yo ya sabía que nunca seríamos amigas pero a raíz de esa frase, se levantó un muro infranqueable entre ambas, el muro de la sensibilidad, el cariño, la ternura, el sentimiento.
El mundo de emociones en el que yo vivo y que ella nunca conocerá.
Qué pena. Pobre niña de alto estatus.

sábado, 17 de marzo de 2007

TODO MENTIRA

Después de lo de ayer, ya no tenía cuerpo para nada. Sin quererlo, se había creado expectativas que, lejos de haberse cumplido, se habían desvanecido por completo, dejando tras de sí una ligera sensación de desencanto. La misma sensación de desencanto y decepción de tantas otras veces. No era nada nuevo.

Otra vez a empezar. Qué pereza. Cada vez más pereza. Mañana mismo volverá a engañar a otro. Y otra vez volverá a poner su mejor cara, su mejor sonrisa, sus mejores galas, en definitiva a sacar un falso YO que le hará creer a él que está ante alguien diferente de quien realmente está. Vamos, para engañarle.

Para vender un yo inventado, creado a imagen y semejanza de lo que le gustaría ser.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Qué más da....

¿Qué más da?
La pregunta es ¿Qué más da? En serio ¿Qué más da? ¿Por qué estamos siempre tan preocupados por la opinión de los demás sobre nosotros mismos? ¿Por qué necesitamos que nos acepten socialmente? ¿Para reafirmar nuestro yo o para qué coño? ¿Qué más nos da?

Dentro de x años, poquísimos en comparación con la edad de la tierra, ninguno de los que estamos aquí ahora, estaremos. Dentro de algunos años, no tantos, la tierra estará poblada por otros, otros seres distintos de los que estamos ahora y nadie recordará una frase inadecuada que dijimos, o un comportamiento “políticamente incorrecto” que tuvimos.

Entonces
¿Por qué seguimos condicionados por los demás?
¿Quiénes somos los demás para juzgar, criticar o ni siquiera opinar sobre los comportamientos ajenos?
¿En virtud de qué código moral nos erigimos como jueces o incluso ayatollahs, poseedores de la verdad absoluta, con derecho a apalear a quien se sale de la conducta estándar?
¿Por qué creamos conflictos, montamos guerras, conquistamos tierras y hacemos daño gratuitamente para, al final, nada?
¿Para qué? Para nada.






¿No seríamos todos más felices si dejásemos a cada cual vivir como quiera, siempre y cuando su conducta no agreda ni física ni verbalmente a los demás?
Probablemente sí, pero no creo que nunca podamos hacerlo porque para algo somos humanos, para equivocarnos.

jueves, 8 de marzo de 2007

Y encima dicen que hoy es el día...

Las siete y media. Tenía que darme prisa si quería estar a las ocho y cuarto donde habíamos quedado. Esta vez no podía retrasarme ni un minuto, el espectáculo no puede esperar.
El metro a esa hora estaba lleno, no tanto como por las mañanas pero con una afluencia de gente considerable. A pesar de todo conseguí sentarme. Tenía por delante nueve estaciones así que conecté la música y a esperar.

Fue entonces cuando reparé en ella. Sería un poco mayor que yo. También iba sentada. Casi enfrente de mí. En su regazo un niño, no más de seis o siete años. Completamente dormido, su cabeza reclinada en el hombro de ella. La mujer abrazándole, mirando al frente, sin mirar nada.

Pensé que probablemente ella vendría de trabajar, habría ido a recoger al niño y ya iban de camino a casa. Pensé en la mujer acariciando a su hijo, pensé en cómo ella se entregaba a su cuidado sin esperar nada a cambio, en las noches sin dormir; pensé también en el niño dormido, seguro y confiado, sabedor de que nada malo puede ocurrir en brazos de la madre, en su tranquilidad inconsciente.

Me sentí tan terriblemente perturbada por la emoción que me causó la imagen que estuve tentada de bajarme. Sabía lo que pasaría a continuación: se me saltarían las lágrimas, la gente comenzaría a mirar, incluso puede que alguien me preguntase si me pasaba algo. ¿Y yo qué habría dicho? ¿Qué nunca había visto nada tan tierno y tan humano como aquello? La gente esperaría otra respuesta.

Tuve suerte. Se bajaron en la siguiente estación.





















lunes, 5 de marzo de 2007

SUPERMAN


Ha ocurrido esta misma mañana. Mr. Guerrero hace entrada en el bar. Trae mala cara, nunca ha tenido muy buen aspecto pero hoy se ha superado. Está especialmente pálido, sin afeitar, no sabemos qué le ocurre. Se pide un simple café con su compañero el anodino.

En la esquina opuesta se encuentra Mr. Barrita, con su café / barrita (con aceite). El auténtico protagonista del día. Hasta ese momento ha pasado completamente desapercibido para nosotros, y después de lo de hoy no entiendo cómo nunca antes me fijé en él.

De repente algo altera la tranquilidad reinante, notamos revuelo en el bar ¿Qué pasa? pregunta Juana, todos nos miramos sin saber muy bien qué ocurre, la gente se apelotona en torno a la barra ¿Pero qué pasa? vuelve a repetir Juana

Se ha desencadenado la tragedia, vemos con asombro cómo Mr Guerrero se ha precipitado al suelo, “le ha dado un vahído” dice Juana, no parece nada grave pero sí aparatoso. Le sientan a duras penas en una silla, debe pesar un quintal. Todo el mundo se agolpa encima de él, debe estar agobiadillo el hombre con ese mogollón encima.

Y es aquí cuando interviene el héroe, Barrita man, dejando a un lado su barrita con aceite, se abalanza sobre Mr Guerrero, resolutivo como el supermán que es y le abanica, le pasa la mano por la espalda, le sujeta la cabeza en previsión de otro posible desmayo….le salva en una palabra.

Mr Barrita ya se ha convertido en nuestro salvador. Nos percatamos de la aparición de los amigos de Barrita man, posiblemente antiguos desmayados. Todo el mundo quiere ser amigo de Barrita man, porque es un amor. Ahora ya sabemos que en la lista de emergencias de la Comunidad de Madrid aparece Barrita man justo después del Samur porque es tanto o más eficiente que los servicios de urgencia.

Con Superhombres así el levantarse a las seis y media para venir a currar cobra sentido.