7:35 de la mañana.
Nuestro hombre sale de casa camino al trabajo. Coge el metro. A la salida del metro, pasa junto a la acera en el mismo momento en que un coche cruza por encima de un charco y le pone perdido el traje.
¡Mierda!- exclama- Ya no hay tiempo para volver a casa a cambiarme. Y encima hoy tengo que ir a visitar al Sr. Llorente. Con esta pinta....mpffff
9:40 de la mañana.
Nuestro hombre sale de la oficina con el traje hecho un cristo en dirección a la oficina del Sr. Llorente. Vuelve a coger el metro. Hay mucha gente. Se agarra a la barra superior y se desabrocha la chaqueta del traje. Le apretujan por todos lados. Nota una mano ajena demasiado cerca de él pero cuando quiere darse cuenta, es demasiado tarde. Le han robado la cartera.
¡Joder!- exclama- ¡La cartera! Y ahora qué más, a ver ¿qué más me puede pasar?
Nuestro hombre ya no recuerda la mancha en el traje, a pesar de que inicialmente pensó que era lo peor que podía ocurrirle en el día.
10:05 de la mañana.
Nuestro hombre sale del metro sin dinero, casi sin traje y de bastante mal humor. De tan mal humor que va pensando en su mala suerte mientras cruza la calle. Como va distraído, no se fija en el bordillo de la acera, tropieza con él y va a dar de morros en el suelo, dejándose media nariz en el intento.
Nuestro hombre sale de casa camino al trabajo. Coge el metro. A la salida del metro, pasa junto a la acera en el mismo momento en que un coche cruza por encima de un charco y le pone perdido el traje.
¡Mierda!- exclama- Ya no hay tiempo para volver a casa a cambiarme. Y encima hoy tengo que ir a visitar al Sr. Llorente. Con esta pinta....mpffff
9:40 de la mañana.
Nuestro hombre sale de la oficina con el traje hecho un cristo en dirección a la oficina del Sr. Llorente. Vuelve a coger el metro. Hay mucha gente. Se agarra a la barra superior y se desabrocha la chaqueta del traje. Le apretujan por todos lados. Nota una mano ajena demasiado cerca de él pero cuando quiere darse cuenta, es demasiado tarde. Le han robado la cartera.
¡Joder!- exclama- ¡La cartera! Y ahora qué más, a ver ¿qué más me puede pasar?
Nuestro hombre ya no recuerda la mancha en el traje, a pesar de que inicialmente pensó que era lo peor que podía ocurrirle en el día.
10:05 de la mañana.
Nuestro hombre sale del metro sin dinero, casi sin traje y de bastante mal humor. De tan mal humor que va pensando en su mala suerte mientras cruza la calle. Como va distraído, no se fija en el bordillo de la acera, tropieza con él y va a dar de morros en el suelo, dejándose media nariz en el intento.
El portero de la casa de enfrente le atiende -Pero hombre ¿qué le ha pasado? ¿es que no mira por dónde va? Mire cómo se ha puesto, si tiene la cara hecha un poema...Ande, le acompaño al ambulatorio...Al fin y al cabo ha tenido suerte de no romperse la nariz.
Ha tenido suerte. Nuestro hombre ya no recuerda que le han robado la cartera, ni por supuesto que le han manchado el traje. Los dos anteriores percances le parecen nimiedades en comparación con la posible rotura de su nariz.
Lo que pensó que era una tragedia ahora le parece una tontería, tan sólo 25 minutos después.
Ha tenido suerte.