jueves, 27 de septiembre de 2007

La relatividad de las cosas

7:35 de la mañana.
Nuestro hombre sale de casa camino al trabajo. Coge el metro. A la salida del metro, pasa junto a la acera en el mismo momento en que un coche cruza por encima de un charco y le pone perdido el traje.
¡Mierda!- exclama- Ya no hay tiempo para volver a casa a cambiarme. Y encima hoy tengo que ir a visitar al Sr. Llorente. Con esta pinta....mpffff

9:40 de la mañana.
Nuestro hombre sale de la oficina con el traje hecho un cristo en dirección a la oficina del Sr. Llorente. Vuelve a coger el metro. Hay mucha gente. Se agarra a la barra superior y se desabrocha la chaqueta del traje. Le apretujan por todos lados. Nota una mano ajena demasiado cerca de él pero cuando quiere darse cuenta, es demasiado tarde. Le han robado la cartera.
¡Joder!- exclama- ¡La cartera! Y ahora qué más, a ver ¿qué más me puede pasar?

Nuestro hombre ya no recuerda la mancha en el traje, a pesar de que inicialmente pensó que era lo peor que podía ocurrirle en el día.

10:05 de la mañana.

Nuestro hombre sale del metro sin dinero, casi sin traje y de bastante mal humor. De tan mal humor que va pensando en su mala suerte mientras cruza la calle. Como va distraído, no se fija en el bordillo de la acera, tropieza con él y va a dar de morros en el suelo, dejándose media nariz en el intento.

El portero de la casa de enfrente le atiende -Pero hombre ¿qué le ha pasado? ¿es que no mira por dónde va? Mire cómo se ha puesto, si tiene la cara hecha un poema...Ande, le acompaño al ambulatorio...Al fin y al cabo ha tenido suerte de no romperse la nariz.

Ha tenido suerte. Nuestro hombre ya no recuerda que le han robado la cartera, ni por supuesto que le han manchado el traje. Los dos anteriores percances le parecen nimiedades en comparación con la posible rotura de su nariz.
Lo que pensó que era una tragedia ahora le parece una tontería, tan sólo 25 minutos después.
Ha tenido suerte.

viernes, 21 de septiembre de 2007

El concierto


ESPECTACULAR

¿Qué más se puede decir? Vinieron Sabina y Serrat a tocar al lago y la tortuga alucinó.
Alucinó con la poesía escuchada y cantada, con el ingenio y con la sensación de encontrarse en casa.
Y porque no tocaron Llegar a Viejo, de Serrat, que si no nuestra tortuga habría derramado lágrimas.
Hasta el momento nunca ha podido escuchar esa canción sin llorar.

Ella es así.

martes, 11 de septiembre de 2007

Mi amargo fin de fiestas

Estoy negra.

Ayer me voy a ver los fuegos artificiales de mi pueblo por el fin de las fiestas y siempre tiene que venir algún tipejo que me lo amarga. El tipejo en cuestión se presenta con su perro y el pobre animal queda aterrorizado ante los petardos, que para él eran como bombas, y su dueño simplemente opina que el perro tiene que acostumbrarse y que no le pasa nada.

Pues claro que pasa. Pasa que el pobre no entiende de qué va nuestra fiesta y para mí, hacer sufrir a un animal para divertirnos, me parece una crueldad intolerable.

Nada más que eso.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Una pequeña muestra...















Cañón de Río Dulce
La pequeña tortuga nunca había visto nada igual. Nunca antes había visto una selva sin fin.
En este Cañón era donde los indígenas esperaban a los pobres galeones españoles para darles su merecido por invadir tierra ajena.
Pensábamos que íbamos a conquistar y resulta que ellos nos conquistaron a nosotros.

martes, 4 de septiembre de 2007

LA VUELTA AL LAGO

La tortuga ha vuelto al lago. Pero ha vuelto tan impresionada por la experiencia vivida que todavía se está recuperando del golpe.

Por suerte su caparazón sigue intacto.

En breve testimonio gráfico.